miércoles, 19 de octubre de 2011

AULAS EN GUERRA

Aulas en Guerra
Por TESPIS

El teatro en las escuelas es una materia fundamental. El problema es también, la marejada de oportunistas que montan obritas de medio pelo supuestamente con temas actuales, que convencen unicamente a profesores ignorantes.
A veces, se ven cosas regulares y pocas veces se ven cosas buenas, siendo por lo general montajes profesionales de cartelera teatral comercial en funciones especiales.
Ahora me toco ser invitado al Teatro Tepeyac a una función de “Aulas en Guerra”, una obra que pretendida mente habla sobre el bullying, en castellano acoso escolar y que en nuestro país por carencia de un poder legislativo funcional, no tiene ni para cuando terminar.
La obra, Escrita, dirigida y producida por Miguel Ángel Pelcastre Goyo relata una historia, muy improbable de una, supongo preparatoria aunque las chicas salen vestidas como de secundaria de paga, pues empieza con un monologo de un maestro que dice estar preocupado por el bullying pero que la cosa no esta para decir que hay aulas en guerra. Suena un balazo, el maestro sale. Entran uno a uno diferentes personajes, empieza un emo luego entra el malo, tortura al emo, entra una darketa, tortura al emo, entra una chica buenona y un chavo galanzon. Se molestan entre ellos, tratan de averiguar que paso, un par de ellos salen, a una compañera, Clara, le dispararon en el baño. El maestro entra y dice lo mismo y que ellos son sospechosos. De ahí la historia se convierte en averiguar quien fue quien lo hizo. Finalmente resulta que fue un suicidio o eso entendí, y el que estuvo cerca fue el emo, si el emo fue pues no lo entendí. Y termina con el maestro rogando hablando al publico que hay que parar la violencia y el bullying, al final la chica buenona saca una pistola de su mochila. What'a fuck?, si igual me quede.
Es obvio que el problema aquí es que esta obra no habla del bullying sino es un thriller con una construcción dramática mediocre. La dirección es menearse de acá para allá y los actores hacen un uso anárquico de una supuesta libertad creativa.
Si una obra no tiene un buen libreto, no tiene una buena dirección, pues todo queda en los actores.
Pues queda muy poco. Ya que la mayoría hace un uso descarado de invocar los peores aspectos de los púberes espectadores fomentandoles el chiflido, la pataneria y la vulgaridad con tal de sacar un par de risas idiotas. Para colmo no parecen darse cuenta de que muchas son risas de burla. O por humorismo involuntario, lo que convierte al teatro en un verdadero burdel del arte escénico y las musas son llevadas, claro, al extremo de ser putas y de las baratas.
Alejandro Najera hace un emo con epilepsia, porque toda la función esta temblando y agachado solo le vi el rostro hasta el final donde volvió a agacharse. Y hablaba tan bajito para demostrar su depresión que ni con micro se oía.
Mirsha Carrillo hace a la darketa, raro porque los darketos no son agresivos, pero como se ven raro pues la hicieron una especie de pandillera. Pese a todo ella no esta del todo mal y hace lo que le pidieron hasta eso con bastante solvencia.
Ytzel Carrillo es la chica guapa y tiene buena presencia, también trabaja contra un texto que no tiene de donde asirse pero su trabajo la hace hasta medianamente aceptable. En general las dos chicas cumplen.
Jonathan Bigurra hace al galán Erick, el hueso de la obra si es que se puede calificar así a un papel en este sinsentido dramático. Trabado y a contracorriente, tenso.
Jorge Garibay es el malo de Malolandia, un supuesto golpeador escolar falso y totalmente improbable, con tatuajes en los brazos y gritando todo el tiempo. Pero eso si, haciéndose el simpático para al final demostrar que no importa ser golpeador si eres chistoso, o sea, la obra esta en contra del bullying y lo promueve celebrando al supuesto malo, no entendí. Ademas aprovechar las patanerias del publico para hacerse el gracioso es inaguantable.
El Profesor que hace José Luis Luna si esta para llorar, carece de autoridad escénica de tal manera que uno justifica que los alumnos se comporten así con un maestro tan endeble.
Una sensación de que están improvisando se percibe a lo largo de la obra, pero miento, el termino no es improvisar es chacotear en escena. ¿Como es posible desear que se desarrolle en los alumnos el gusto por el teatro si se les manda a ver estos bodrios?. Estas son las obras que yo denomino matateatros porque verlas, es desear no volver nunca a ningún teatro. Y por increíble que parezca, los chavos si son capaces de recibir algo mejor y mas profundo, pero la basura engendra basura. Ni modo. Si sus hijos tienen que asistir, si tu maestro te mando, quejate y di lo malo que fue.

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